Leyes Evolutivas

Introducción

Es importante conocer las tres leyes evolutivas que más influyen en la evolución espiritual de los seres humanos, para comprenderlas y bien utilizarlas. Infringirlas es retardar el caminar evolutivo. Al entender estas relevantes leyes evolutivas, el ser humano aprovecha mejor la existencia y evoluciona mucho más rápido.

Entiende el proceso de evolución espiritual

Ley de las reencarnaciones

El ser humano surgió en este mundo como resultado de la acción constructiva del Principio Inteligente en los diversos dominios de la naturaleza. Esta marcha evolutiva prosigue sin ninguna interrupción o alteración. La parte de este Principio Inteligente, el espíritu, al iniciar el proceso evolutivo en el cuerpo humano, pasa a disponer del libre albedrío para conducirse bajo su exclusiva responsabilidad, y su objetivo final es alcanzar la perfección de la Inteligencia Universal. Para adquirir las experiencias evolutivas ofrecidas por el planeta-escuela Tierra, el espíritu necesita encarnar el número de veces necesario para pasar por todas las situaciones que van a promover su perfeccionamiento.

En ese sentido, la reencarnación, nombre que se da a la sucesión de existencias o multiplicidad de vidas corpóreas de una individualidad consciente (el espíritu), es condición esencial para su progreso. Por eso, la persona debe conferir una orientación segura a su vida, para acortar su proceso evolutivo, teniendo siempre la atención orientada hacia el perfeccionamiento de la propia personalidad.

El proceso de las reencarnaciones explica, por lo tanto, por qué las personas son tan diferentes entre sí, como son los propios miembros de una familia, y por qué viven en circunstancias tan diversas, o sea: por qué unos son más ricos, otros viven en las calles , unos son más prodigiosos, otros más lentos, etc.? Las condiciones establecidas en el campo astral, que condicionan la encarnación del espíritu en el plano físico, son adecuadas a su grado evolutivo y tienen en cuenta los atributos y las facultades aún no debidamente desarrollados, así como los errores y aciertos de vidas pasadas por el uso del libre albedrío.

Las reencarnaciones posibilitan, sobre todo, que el espíritu perfeccione sus cualidades y corrija sus defectos. Nada más justo que responder por los malos actos practicados en la vida física. Es bueno tener en mente que los reveses por los que pasa un individuo no son castigos, sino aprendizajes del espíritu acumulados en el bagaje evolutivo en sus múltiples encarnaciones.

Ley de causa y efecto

La ley de causa y efecto afirma que no hay efecto sin causa, nada sucede que no sea consecuencia de algo hecho. Siendo así, no existe el azar; todo dentro de la ley de causa y efecto tiene su explicación, su razón de ser. Encontrar excusas o pedir perdón para errores cometidos no anula esa ley evolutiva.

Los seres humanos necesitan conocer la acción del pensamiento, el poder de la voluntad, la fuerza síquica de atracción, que puede ser ejercitada tanto para el bien y para el mal, conforme a la naturaleza de los pensamientos.

Consciente de que sus pensamientos y sus acciones tienen consecuencias (reflejo del libre albedrío), el ser humano pasa a utilizarlos con criterio y sabiduría. Todo lo que piensa y haga quedará registrado en el campo infinito de materia fluídica de que es provisto el Universo, para ser analizado en el mundo de etapa cuando el espíritu deje el cuerpo físico, con propósitos relacionados al perfeccionamiento evolutivo.

La ley evolutiva de causa y efecto no tiene carácter punitivo, como los menos avisados pueden pensar, sino de acción educadora, para que las personas reconozcan sus errores y busquen el camino más corto para evitarlos. No pueden, pues, quejarse de los fracasos, ni agradecer a las divinidades por sus éxitos, pues cosechan lo que plantan.

Ley de atracción

La ley de la atracción, más que nunca, está conectada a la acción del pensamiento, adentrando, también, el campo de las afinidades. De esta manera, una vez reconocida la importancia del pensamiento como poderosa fuerza de atracción, tanto del bien como del mal, el ser humano debe, en su beneficio y en el de aquellos con quienes convive, conducir su vida poniendo en práctica los conocimientos espiritualistas adquiridos.

Los pensamientos son ondas vibratorias que van alineándose en función de la afinidad, formando corrientes que se cruzan en todas las direcciones. Por eso, se hacen conocidos al ser emitidos. Dependiendo de la calidad de esas vibraciones, se conectan con las corrientes negativas o con las positivas que envuelven todo el planeta Tierra.

Por lo tanto, por la ley de atracción, la persona que piensa el mal no sólo transmite, sino que también capta, en la misma intensidad, quiera o no, pensamientos afines, y sufre los efectos de los pensamientos maléficos. Los pensamientos de valor y coraje, de firmeza y decisión atraen pensamientos en la misma vibración, produciendo un ambiente de confianza capaz de conducir al éxito, como bien orienta la filosofía racionalista cristiana.

Estudie la filosofía racionalista cristiana

Leer, estudiar y razonar son importantes factores para la conquista del autoconocimiento, de la libertad de acción y consecuente crecimiento espiritual.

Las personas que deseen conocer la filosofía Racionalista Cristiana y en ella profundizar encuentran amplio acervo de libros.

Consulte o guia das nossas principais publicações