Dudas Frecuentes
El Racionalismo Cristiano utiliza la denominación Principio Inteligente, Fuerza Creadora, Gran Foco o Inteligencia Universal para caracterizar ese poder creador y realizador, que muchas religiones llaman Dios.
La filosofía racionalista cristiana no usa la palabra Dios para nombrar el poder creador del Principio Inteligente porque está insertado en los seres humanos y trabaja por su crecimiento espiritual, desvinculando ese poder superior de figuras u objetos inherentes al planeta Tierra. Cualquier idea en ese sentido iría materializar esa fuerza trascendente.
El Principio Inteligente está en los diversos dominios de la naturaleza: en el mineral, en el vegetal y en el animal, a pulsar, a vibrar, a dar movimiento y vida en todo el Universo. Todo lo que ocurre en el Todo Universal - la Vida del Universo en su aspecto amplio y constructivo - es resultado de la vibración de la Fuerza Creadora. Sin embargo, diferente del sentido común, el Racionalismo Cristiano aclara que el ser humano es una parte del Principio Inteligente en evolución en la Tierra, que considera un planeta-escuela. El individuo tiene, de forma latente, todos los atributos de la Inteligencia Universal, es parte de ella y evoluciona cumpliendo leyes evolutivas, que son naturales, por transcurrir de una secuencia lógica en el proceso evolutivo, e inmutable, por ser absolutas, libres, por lo tanto, de cualquier dependencia o sujeción.
El tema consta en el capítulo 2 - Fuerza y Materia - del libro Racionalismo Cristiano, en su última edición, que, dentro de su natural simplicidad, es muy profundo si se lee con atención desprovista de prejuicios.
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El desequilibrio psíquico resulta del mal uso del libre albedrío, de la voluntad maleducada, de las inclinaciones sensualistas, del descontrol en los actos cotidianos, de los vicios, incluso el de las drogas, del nerviosismo desenfrenado, de los deseos insuperables, de la ambición desmedida, del temperamento voluntarioso y, en consecuencia, del desconocimiento o de la inobservancia de las enseñanzas racionalistas cristianas.
Es indudable que, con el raciocinio bien ejercitado para la solución de los problemas que se presenten en la vida, teniendo siempre en el aspecto honrado de todas las cuestiones, los seres humanos pueden mantenerse en la línea de la buena conducta, beneficiándose a sí mismos y al medio en que viven.
Los actos cotidianos necesitan ser pautados cuidadosamente, para reflejar el mayor sentido común posible. La organización social obedece a un esquema cuyos rasgos generales definen la posición que todos deben adoptar en el intercambio de las relaciones humanas. Para lograr ese fin, hay que tener control en las actitudes, dominio sobre sí mismo y raciocinio en acción. Del descontrol en actos y palabras vienen las ofensas, los consecuentes remordimientos, los resentimientos que cuestan a pasar y, no raro, las antipatías y enemistades.
Como se desprende fácilmente, el desequilibrio psíquico deriva de la falta de esclarecimiento espiritual, de la ausencia de conocimiento del mecanismo de la vida, del desconocimiento sobre lo que pasa después del fallecimiento del cuerpo físico y de cómo se debe proceder para bien aprovechar la estancia en la Tierra.
El Racionalismo Cristiano aconseja a todas las personas a tener equilibrio psíquico y salud física, por medio de un vivir disciplinado, metódico y consciente, y advierte que la indispensable preparación mental, lograda a través de la limpieza psíquica, es tan necesaria para el espíritu como la higiene física es para el cuerpo humano.
La limpieza psíquica debe ser hecha diariamente, incluso los fines de semana, de la forma y en los horarios recomendados, y siempre precedida por algunos minutos destinados a la autorreflexión, para el análisis de los hechos que ocurren en el día a día. No debe ser hecha en ningún ambiente o en cualquier momento, pues se presume que en el receso del hogar y en las ocasiones recomendadas hay mayor privacidad que en la calle o en el trabajo.
La normalización psíquica se logra con mejores resultados en las reuniones públicas realizadas en las casas racionalistas cristianas, donde las corrientes fluídicas son organizadas y mantenidas por espíritus de alto grado evolutivo, denominados de Astral Superior.
La normalización psíquica de niños se hace mediante la aclaración espiritual de los padres y de las demás personas con quienes conviven, llevándolas asiduamente a las casas racionalistas cristianas.
Los niños también se normalizan con el cambio de ambiente, cuando se retiran del medio donde actúan espíritus del astral inferior, atraídos por los vicios y malos pensamientos de los adultos. En otro ambiente y no acompañadas de las personas con las que conviven, tendrán el vivir ameno, pautado por los principios racionalistas cristianos y su disciplina fortalecedora del alma.
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No hay ceremonias de matrimonio en las casas racionalistas cristianas, pues en estas están centralizadas solamente las actividades relacionadas a la divulgación y práctica del Racionalismo Cristiano.
El sueño de muchos novios es una fiesta de bodas en la que pueden usar ropa tradicional de ocasión, ante familiares, amigos y conocidos. En razón de los postulados espiritualistas del Racionalismo Cristiano, se recomienda que el matrimonio sea realizado por un juez de paz en una municipalidad específica o una ceremonia hecha por el mismo en un lugar apropiado, con la presencia de los invitados debidamente vestidos para la ocasión, pudiendo la novia y el novio usar los trajes especiales que caracterizan el acontecimiento. La belleza y sencillez de la fiesta siempre encanta a los presentes, una fecha festiva que marca una unión espiritual inclinada a desarrollar las más significativas virtudes resultantes de la afinidad de pensamientos y sentimientos elevados, de legítimas aspiraciones, de actos de solidaridad, tolerancia, abnegación y desprendimiento, de combinación de esfuerzos empleados en beneficio de la familia que se forma y de los semejantes.
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Como parte del Principio Inteligente, el ser humano trae en el subconsciente, o cuerpo fluídico, los registros de sus vivencias en las múltiples existencias que su espíritu tuvo en la Tierra. Sin embargo, no recuerda los detalles de esas experiencias de vida. Cuando se encarna, el espíritu no recuerda con claridad los hechos que vivió en vidas pasadas, porque eso perjudicaría el curso natural de su evolución. Siempre que, por ejemplo, víctima y verdugo en determinada existencia se encontraren en una encarnación siguiente, los recuerdos ciertamente irían causar sentimientos negativos, como rencor, dolor, odio o venganza.
Los grandes dolores morales, los grandes sufrimientos dejan huellas profundas, difíciles de borrar del cuerpo fluídico. Es común en la persona alimentar sentimientos de antipatía, de rechazo, algunas veces hasta de desprecio sin ninguna razón visible. Son actitudes recurrentes de hechos vivenciados en encarnaciones anteriores del espíritu, resultan de la ley de causa y efecto en los fenómenos psíquicos.
Los grandes dolores morales, los grandes sufrimientos dejan huellas profundas, difíciles de borrar del cuerpo fluídico. Es común en la persona alimentar sentimientos de antipatía, de rechazo, algunas veces hasta de desprecio sin ninguna razón visible. Son actitudes recurrentes de hechos vivenciados en encarnaciones anteriores del espíritu, resultan de la ley de causa y efecto en los fenómenos psíquicos.
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OLos conceptos racionalistas cristianos recomiendan a los seres humanos que no juzguen ni condenen a nadie, salvo los responsables de la aplicación de las normas jurídicas que regulan las relaciones humanas. Las puertas de las casas racionalistas cristianas están abiertas a todos los que desean esclarecerse acerca de la vida espiritual mediante el estudio y la reflexión sobre lo que leen. En ellas no hay ningún tipo de prejuicio, ya sea étnico o de las condiciones sociales, financieras, intelectuales o convicciones religiosas. El respeto al libre albedrío de las personas es uno de los pilares filosóficos del Racionalismo Cristiano.
La filosofía racionalista cristiana explica a los estudiosos de la espiritualidad que ellos son los únicos responsables de las elecciones que hacen y recogen los resultados de sus decisiones. Aprender, con ese postulado espiritualista, a aumentar los aciertos y a disminuir los errores. Luego, aprenden a usar bien la facultad espiritual del libre albedrío, cada uno es encargado de evaluar la conducta que debe adoptar en la vida. /p>
El Racionalismo Cristiano explica que el espíritu programa en campo astral la encarnación en cuerpo humano en el plano físico, para tener la posibilidad de progresar en evolución. Para ello, evalúa el país, la familia y otras condiciones que favorezcan la evolución que necesita ser procesada en el planeta-escuela Tierra.
Los estudiosos del Racionalismo Cristiano saben que los seres humanos nacen en lugares distintos y con características raciales propias, así como en diferentes condiciones sociales, unos ricos y otros pobres, pues cada situación presenta lecciones que conducen al aprendizaje espiritual que deben cumplir durante la existencia. Si el ser humano nace en África, o en Asia, o en el continente americano es porque su espíritu decidió, aún en campo astral, que en esos lugares del plano físico puede burilar atributos y facultades espirituales que permanecen imperfectos.
Si el ser humano nace como hombre o mujer es porque hay mucho que aprender en las dos condiciones. Se resuelve actuar de forma contraria a las determinaciones que su espíritu ha tomado aún en el mundo de etapa en campo astral, tendrá nuevas oportunidades en próximas encarnaciones del espíritu en el plano físico, para desarrollar las cualidades que no ha logrado perfeccionar en la actual existencia.
Si un espíritu, que siempre ha asumido un cuerpo humano femenino en varias encarnaciones, evalúe, en campo astral, que un cuerpo masculino le proporcionará mejores condiciones para ampliar determinados atributos, él va a encarnar como hombre en la próxima existencia. Sin embargo, traerá fuerte tendencia femenina resultante de las existencias anteriores como mujer. Lo mismo ocurre en la situación inversa, cuando las innumerables encarnaciones anteriores fueron sólo en cuerpo humano masculino. Un u otro caso son expresiones no siempre constatables del libre albedrío. Probablemente ese espíritu necesite otra encarnación con el nuevo sexo escogido, para aprovechar las condiciones que él ofrece y necesarias para su evolución espiritual, aunque hay atributos y facultades espirituales que el ser humano necesita desarrollar independientemente del sexo.
Son enseñanzas del Racionalismo Cristiano que hacen al ser humano tolerante con su semejante, pues, en esencia, todas las personas son iguales, diferenciándose apenas en cuanto al grado de evolución espiritual ya logrado individualmente, el singular bagaje espiritual conquistado en las múltiples encarnaciones anteriores del espíritu.